Para muchos de mis coterráneos, el combo
«reposera + mate hirviendo» bajo un sol que raja la tierra es «la vacación» perfecta. Como sobre gustos hay mucho escrito, les paso mi receta para el descanso veraniego. Echarse en un camastro con apenas dos preocupaciones: tener a mano un trago (con o sin alcohol, pero bien helado, por Dios) y el bloqueador solar. Si nos ponemos exquisitos, agregaría en la fórmula una piscina infinita con vista a un mar turquesa. Mientras soñaba despierta con esta postal del paraíso, recordé un recorte que mi madre me había guardado: la historia de la «transat», como en Francia se llama a la silla plegable surgida en la época de los viajes en transatlánticos y que luego se popularizaría a nivel mundial con las leyes que en el siglo XX empiezan a regular las vacaciones pagas. Parece mentira que el diseño de este mueble playero, sobre todo el fabricado con madera y loneta, casi no haya cambiado desde sus orígenes. De hecho, quienes paseen por Hyde Park, en Londres, verán que estas sillas de tela se siguen alquilando por unas libras.
A continuación, mis rincones favoritos para ejercitar el dolce far niente frente al mar. Por supuesto, incluyen camastro o reposera. Y un Margarita en las rocas.
Foto: John Driscoll (C.C).
1. Sandals Antigua
2. Viceroy Riviera Maya
3.Arena Copacabana
4. St. Regis Punta Mita.
5.The Standard Miami
6.Banyan Tree Mayakoba
7. Tres vidas Acapulco
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