El reciente escándalo de Lord Sewel recuerda la estupidez de los títulos nobiliarios. Y la nobleza de Lord Grantham, el personaje de Downton Abbey.
Los tabloides ingleses suele exponer regularmente a miembros del establishment en situaciones embarazosas. Mark Oaten tuvo que renunciar al parlamento cuando se supo que contrataba taxiboys. Y el parlamentario Nigel Griffiths fue descubierto teniendo sexo en su despacho y con una mujer que no era su esposa. Esta semana fue el turno del barón John Sewel, vestido en ropa interior de mujer, y fotografiado y filmado mientras aspiraba una línea de cocaína del pecho de una prostituta.
La noticia del malogrado aristócrata me recordó a lord Grantham, el personaje de Downton Abbey. Un tipo que a pesar del cuento de la sangre azul se esfuerza por ser justo con sus sirvientes y buen padre para sus hijas. El hombre tiene sus matices: no trabaja, se dedica a leer, a caminar -poco- y criar panza. Para traer el dinero necesario para mantener su finca y el cúmulo de valets y mayordomos que lo asisten, se vale de inversiones que a veces no resultan y de complicadas maniobras legales. Porque los títulos y las tierras se heredan de padre a hijo. Y el señor sólo tiene tres hijas…
El noble se siente atraído por otras mujeres que no siempre pertenecen a su casta y que complican aún más sus intentos por escapar de la monogamia. Su esposa es elegante y comprensiva, pero el matrimonio es difícil, dice. En un momento de debilidad, ¿podría pasarle lo que a Sewel? Difícil saberlo… Pero en la cama de su hija mayor muere un exótico amante y el escándalo se descubre. La ruina social de su primogénita acecha, y Robert Crawley no puede permitirse más deslices…
De eso y mucho más trata la serie británica más exitosa de todos los tiempos. Si es fan y viaja a Londres, vale la pena visitar el castilllo de Highclere, donde se filman los exteriores de la telenovela . Al igual que Lord Grantham en la ficción, su actual dueña, Lady Carnarvon, batalla para llegar a fin de mes con los gastos que supone mantener una finca de estas dimensiones. En su blog, la señora promociona visitas guiadas a su castillo y la venta de souvenirs.
Si su fanatismo por la serie puede más, en la web se informa sobre las locaciones donde se filmó la serie, que ya se han convertido en un próspero negocio en Oxfordshire. Sólo recuerde que el Grantham Arms que en la serie hace de pub y posada, sólo existe en la ficción. No confundirlo con el hotel Grantham Arms, en Yorkshire, que sí funciona pero nada tiene que ver con la telenovela.
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[…] forma parte de la propiedad y que en los últimos años fue remodelada por los actuales dueños, Lady Carnarvon y su marido. El mantenimiento del castillo, jardines y edificios aledaños demanda tanto dinero […]