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Desde enfrente

La solución para tener vida de hotel neoyorquina a precios provincianos está del otro lado del Hudson

Como ya saben, la estadía que habíamos planeado en Manhattan coincidió con el final de la Fashion Week, la visita del Papa y la Asamblea General de la ONU. Lo que se tradujo en tarifas siderales en los hoteles de Nueva York. Al cuarto día de pernoctar en Manhattan, ya con billeteras muy  flacas, decidimos buscar hotel en New Jersey. Así fue cómo reservamos en el Element de Harrison, un pueblito en Jersey que conecta con Path, el rápido ferrocarril que une ese estado con Nueva York. Desde Harrison a la primera estación en Manhattan -Christopher St.-, son 25 minutos. Y desde el Element a la estación de Harrison, unos 100 metros a pie. El pueblo no reviste mayor interés y su oferta gastronómica es casi nula -sólo un Dunkin´ Donuts y un Popeyes  (menú seudocajún en versión fastfood). Así y todo, la cama «Heavenly» de este hotel de la cadena Starwood, su piscina y su concepto de apart-hotel -habitaciones con cocina equipada y un área de living en el mismo ambiente- compensaron ampliamente la falta de atractivos de Harrison. Y mi tarjeta de crédito lo agradeció.

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