En La vida de hotel, Javier Montes describe la tarea de un crítico de hoteles.
«Yo elijo el hotel semanal. Ellos pagan. Caros o baratos, lejos o cerca, famosos o secretos, una noche en principio pero a veces dos. Sin escatimar (ya escatiman bastante en mi tarifa) y sin sugerirme nunca nada. No acepto invitaciones a cambio de reseñas. Ni aunque sea mala, como me preguntó una vez por teléfono un relaciones públicas novato o listísimo».
El libro, editado en 2012, prometía. Después de verlo en línea lo compré. Pero enseguida perdí el entusiasmo y quedó semienterrado en ese cementerio de novelas empezadas que es mi mesa de luz. A partir de la quinta página, Javier Montes se pierde (y aburre) en un triángulo amoroso -o ya no supe si llega a concretarse- en una de las habitaciones del hotel que le toca reseñar. Lo que rescato de Montes es esta especie de manifiesto del crítico de hoteles, que debería seguirse a rajatabla por quienes dicen dedicarse a esto. Si, a pesar de todo, quieres leer el libro o saber más sobre este autor madrileño, haz click aquí.
Comentarios