El tema es lúgubre y parece un calco de lo que pasó hoy en el Radisson Blu de Bamako.
Aunque esparce algunas críticas veladas hacia el imperialismo, No Escape parece destinada a desanimar el turismo en el sudeste de Asia. Sin embargo, esta película vale la pena. La historia: hordas de milicianos enfrentadas al dictador de turno de un país asiático no identificado entran a un hotel de clientela occidental y ejecutan a todos los que encuentra a su paso. Con Owen Wilson y Pierce Brosnan, en el único papel en el que el ex James Bond no parece ridículo. Recomendada.
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