Nos tocó la única mesa con sillones de «jaula de pájaro», tal vez los más cómodos que hayamos experimentado en un restaurante. Estamos en Lili , llamado así en honor a una cantante china de ópera de los años 20. Se trata del mejor restaurante cantonés de París, en The Peninsula, el hotel más lujoso de la ciudad.
Unas toallas calientes para refrescarnos, unas nueces saladas y un poco de agua Badoit anteceden a las vieiras con coriandro y pimienta, que cual japoneses fotografiamos hasta el hartazgo antes de hincarles el diente. Enseguida una amable camarera nos comenta que en China, es señal de entusiasmo y buena educación sacarle una foto al plato antes de empezar a comer. Luego viene una entrada con pato laqueado y una con lomo de cerdo. Empezamos a maldecir las nueces de más que nos comimos. No importa: me aflojo el cinturón y sigo con una sopa de abulón, grasosa y picante, pero deliciosa. Unos camarones braseados, regados con un Chardonnay en su temperatura justa.
Entre plato y plato, deambulamos por el restaurante y descubrimos una mesa en un salón privado que tiene una ventana que da a la ajetreada cocina de Lili. Allí, previa reserva, se puede degustar del mismo menú a la carta que en el salón principal, pero con una vista privilegiada del chef y sus cocineros, que hablan en voz baja y parecen deslizarse con un suave fru-fru por el linóleo de la cocina. Pero sigamos con los platos: nos traen una humeante «cocotte» con pollo braseado y, para bajar un cambio en esta orgía gastronómica, pedimos un plato de raíces de lotos salteadas con vegetales. Crocantes, poco cocidas, con apenas un barniz de aceite que las hace deslizarse en la boca. Llega el turno del arroz frito a la moda de Yangzhou y unos fideos con brotes de soja. Dejamos pasar un rato antes de pedir el postre: pudding de mango, unas bolitas de arroz con sésamo, fruta fresca cortada y un té verde. A la salida, caminamos media cuadra hasta el Arco de Triunfo, y llegan las consabidas selfies. Que en el futuro nos recordarán qué bien comimos…
Comentarios
Conozco el The peninsula Hong Kong. Maravilloso!!
El Lili es tal como se describe. Inolvidable. Si vuelvo a ir pediré el nido de pájaro.