En 2012, apenas tres meses después de abrir su restaurante homónimo, el chef valenciano Ricard Camarena obtuvo su primera estrella Michelin. La distinción francesa le permitió entrar en las grandes ligas de la gastronomía gourmet,aunque para entonces el graduado de la Escuela de Hostelería y Turismo de Valencia ya se había lucido con apuestas como Arrop, que abrió junto a su mujer, Mari Carmen Bañuls, y con el que ganó la distinción de “Restaurante Revelación” en el congreso Madrid Fusión. Poco después fue reconocido como “Mejor jefe de cocina” por la Academia Valenciana de Gastronomía, que valoró su uso de productos y recetas tradicionales a las que ha dado un giro actual.
Algunos lo comparan con ese grupo de cocineros entrepreneurs que han sabido combinar el concepto de fine diningcon ambiciosas estrategias de mercadotecnia, como José Andrés, Gordon Ramsay y Wolfgang Puck. “Formo parte de otra generación y por lo tanto he aprendido de ellos. Tal vez me he inspirado en su faceta empresarial, pero mis conceptos son originales”, sostiene Camarena en diálogo con Newsweek en Español pocos días después de su desembarco en la Ciudad de México, con su primer proyecto fuera de España, Canalla Bistro, ubicado en el desarrollo inmobiliario Miyana y operado por el Grupo Presidente.
El chef buscaba “un buen socio” para exportar Canalla Bistro, restaurante valenciano que ofrece platos del recetario de nuestras abuelas, como la ensalada rusa, los buñuelos, las croquetas y las torrijas, pero reinterpretados y con una influencia mexicana, asiática, e incluso judía —en su carta se destaca el sándwich de pastrami estilo Katz.
Bajo la dirección de César Tovar, el menú, que replica muchos platillos de su casa matriz valenciana reproduce también una de las directrices de Camarena: una cocina amable a buen precio —20 euros en España, y una suma equivalente en México—. La idea del menú a 20 euros no tuvo, sin embargo, buena acogida en 2006, cuando Camarena abrió en España Fudd, un restaurante low cost. Fue justo cuando la palabra “crisis” aún era desconocida para el público español: “Fue un fracaso: proponía ‘gastar poco cuando la gente quería gastar’, recordaba Camarena en una entrevista del blog Gastroeconomy. Sin embargo, ya en plena crisis de empleo que aún azota a España, el concepto de Camarena tomaría fuerza e, incluso, sería transplantado a Norteamérica.
MÉXICO, MECA FOODIE
Fue a partir de una recomendación de un amigo del CEO de Grupo Presidente, Braulio Arsuaga, que se barajó el nombre de Camarena para establecer una alianza gourmet en tierras aztecas. De allí en más, tras varias juntas transatlánticas por parte de los dos jugadores, el proyecto tardó apenas dos años en concretarse. Sabíamos que “la aventura era posible”, comenta Camarena, y resalta que el efervescente movimiento foodie en México fue uno de los factores que se tomaron en cuenta.
“La Ciudad de México es un hervidero de buenos chefs y propuestas. Es, desde ya, un destino gastronómico incomparable”, dice el cocinero, que no descansa, ni siquiera entre proyecto y proyecto. De hecho, ahora se apresta a lanzar Habitual en España, “un restaurante que recorre todo el Mediterráneo a través de su cocina. Desde Marruecos a Líbano, pasando por Italia, Grecia, España. Un viaje que tal vez algún día llegue a México”.
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