Como vicepresidenta de diseño de los hoteles Kimpton, Ave Bradley supervisa desde el uniforme de un botones hasta la música que se escucha en una suite. Estuvimos con ella en el Kimpton Everly de Los Angeles y ésto fue lo que nos contó.
Ave Bradley es todo lo que de chica soñé ser: vive en las colinas de Hollywood -uno de sus vecinos es Pharrell Williams-, tiene un cuerpazo -ejercita varias horas por día-, exquisito buen gusto y es vicepresidenta de diseño de una de las cadenas de hoteles del momento: Kimpton. Uno de sus primeros trabajos fue como compradora de muebles en Pottery Barn, en San Francisco. Y allí conoció a quien daría un giro de 180 grados a su carrera: Barry Sternlik, creador de la cadena de hoteles W, y quien en ese momento apenas estaba desarrollando esta marcas. «Sternlik buscaba crear algo diferente en hotelería y diseñadores que ambientaran sus propiedades y así fue cómo me convertí en directora de interiores y directora de desarrollo de marca de W», nos cuenta Ave desde uno de los rincones más instagrameados del Everly, el sillón del bar de este hotel que acaba de inaugurarse en Hollywood. «Abrimos los W de Ciudad de México, Nueva York Sidney, Seattle, etc. Fue un gran desafío, porque en ese momento controlábamos todo, desde lo que había en el minibar de las habitaciones, hasta los sartenes de la cocina. Se trataba de crear una marca desde cero», recuerda Ave.
Y te ficharon en Kimpton.
No fue de inmediato. Trabajé en W casi seis años, tuve mi propia consultora y luego conocí al desarrollador de los hoteles Kimpton. Desde mi primer encuentro con ellos, dejaron en claro que querían que me uniera a su equipo. Yo vivía en Los Angeles, tenía un estilo de vida muy relajado, trabajaba desde casa, con la ventana abierta, sintiendo el aroma del jazmín en flor. Para mí era difícil tomar la decisión de dejar todo ésto y mudarme a San Francisco, donde está el corporativo de la marca.
Pero te convencieron
¡Si! En ese momento Kimpton tenía 38 hoteles y vi tanto potencial en la marca que al cabo de dos años de conversaciones decidí tomar el puesto de vicepresidenta de diseño de Kimpton y abandonar Los Angeles. Abrí unos 30 hoteles, ahora tenemos casi 70 , además de 95 restaurantes y bares en todo Estados Unidos. Abrimos también un hotel en Amsterdam, estamos trabajando en uno en París, abriremos uno en Taipei, también en Bali que inaugurará este año… Y en otros puntos del planeta que todavía no hemos anunciado formalmente.
¿Cuál es tu rol en Kimpton?
Me encargo de lo que tenga que ver con el huésped, buscamos que su experiencia en el hotel sea sensual. Se trata de imaginar conceptos y visiones para cada propiedad y, una vez que la marca los aprueba, trabajamos con una agencia de diseño. Además, parte de mi trabajo es saber qué tendencias han surgido, qué agencias nuevas hay en el país… Me gustan las firmas pequeñas, que tienen su propia sensibilidad y que se involucran en el proyecto. Porque si no sabes ejecutarla, hasta la mejor idea se desmorona. Pero, volviendo a tu pregunta, me ocupo desde el diseño de uniformes, hasta la decoración y el estilismo, pasando por la fotografía, la dirección de arte y la música que se escucha en cada propiedad.
Cuando viajas por placer, ¿en qué te fijas cuando llegas a un hotel?
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