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Paulina Feltrin: una huésped discreta

Paulina Feltrin es directora de marketing y comunicación de St. Regis en México. Elegante y discreta, representa de manera fiel a la marca de lujo que pertenece al grupo Marriott. Aquí, nos comparte su lado menos público: huésped en un hotel.

Paulina Feltrin St. Regis
  • Después del check-in, ¿qué es lo primero que haces al entrar a la habitación?

Tomar fotos y videos, registrar la habitación antes de desordenarla. En segundo lugar, y aunque apenas me quede dos días, desempaco y guardo la ropa. Si me hospedo en un St. Regis, me gusta que el mayordomo termine de acomodar mis cosas, lo hacen de una forma muy bonita. También me encanta revisar las amenidades, de baño, etc…

  • ¿Cuál es tu hotel favorito?

Amo los St. Regis de México, el de la capital del país, y el de Punta Mita, pero mi preferido es el St. Regis de Nueva York, el hotel insignia de la marca. Me encanta cómo logra combinar la tradición y el lujo atemporal con la modernidad. Y su ubicación es privilegiada. Yo creo que, en un hotel, ese aspecto es el que realmente te hace disfrutar un destino. Fuera de St. Regis, un hotel que me voló la cabeza fue el Amarvilas, en Agra (India), con una vista espectacular al Taj Mahal.

  • ¿Qué cosas te molestan en otros huéspedes?

En mi caso, creo que soy muy buena huésped. Pero es cierto qu me molesta la gente escandalosa en los restaurantes, la piscina, los elevadores o el lobby… Creo que la discreción no está peleada con el disfrute…

  • ¿Qué resulta imperdonable en un hotel?

Molesta la falta de actitud de servicio. No importa si se trata de un hotel de lujo o uno de negocios, la actitud de servir y sonreír no puede faltar. Por eso la hospitalidad en México, al igual que en Asia, llama la atención. Porque somos genuinamente hospitalarios y eso es lo que hace la gran diferencia

  • Al hacer check-out, ¿sigues algún ritual?

El empacado. Al trabajar en St. Regis, tomé un curso con los butlers – mayordomos- para hacer mi maleta, y sé perfecto cómo hacerlo. Trato de investigar el nombre de la camarista y le dejo una nota y una gratificación. Si el servicio o la comida fueron sobresalientes, busco los nombres del personal que me atendió porque creo que se trata de devolverles una parte de la bonita experiencia que viviste. La propina se calcula en base a la tarifa por noche, suelo dejar un 15 por ciento. Muchas veces se pasa por alto el servicio que ya estás recibiendo y hay que mencionar que en estos puestos, no solo en México sino en muchas partes del mundo, siempre es grato recibir una propina. Hay camaristas que ya saben cómo acomodo mis cosas en el baño y me las dejan igualitas. Y si vuelvo a mi habitación porque me olvidé mi libro, lo encuentro con un separador en la página que yo había marcado. O después de desayunar tres veces en el mismo restaurante, se aprenden mis preferencias, cómo tomo el café… Cuando tienen esa atención, es bueno darles una palmadita.

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