Rafael Carballo recuerda su primer hotel, el San José Purúa, en Michoacán, México.
El primer hotel que me maravilló lo visité por ahí a los diez años y era un sitio improbable, en medio del bosque y donde había grandes piscinas llenas de aguas sulfurosas de un sólido color ocre.
San José Purúa. Como adulto, esa pesada agua amarilla y un poco apestosa, lejos de invitarme a un chapuzón me persuadiría a quedarme en un camastro todo el día, pero de niño ese detalle exótico era un valor agregado. Se trataba del hotel spa San José Purúa, con aguas termales, situado al lado de la profunda cañada de un riachuelo en Jungapeo, Michoacán. Cuando fui por primera vez ya había perdido el esplendor que algún día tuvo este sitio donde se hospedaron Luis Buñuel, Libertad Lamarque, Bruno Traven y John Huston, entre otras celebridades, pero guardaba aún cierta magia. Ahora sólo es un paraíso abandonado en el bosque michoacano.
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